Me enrigidecí, dejé pasar la tormenta, pero en realidad, en aquel minuto, la detestaba.
3
Se enrigideció y empezó con cierto esfuerzo.
4
Cuando ella le tocó, Tufa se enrigideció.
5
Antes de que el hombre toque el suelo, lo enrigidezco de nuevo para convertirlo en mi falce.
6
Sus rasgos faciales se habían enrigidecido y aparecían duros; otro tanto le había ocurrido también a su corazón.
7
O, por el contrario, hacer frente a aquel desinterés, enrigideciendo la exigencia: peligroso e injusto modo de reaccionar, que inhabilitaría para la acción necesaria.
8
El rostro se le enrigidece, la espalda se le endurece; permanece así, con los párpados caídos y pesados como si lo petrificara su angustia.