Prew permanecía acostado, escuchando los golpes mucho después que la voz cesó.

Caminó nerviosamente entre el escritorio y el living, escuchando los golpes.

Miraba la puerta con el ceño fruncido, escuchando los golpes asíncronos y retumbantes.

Miré, paralizada de estupor, escuchando los golpes de mi corazón, ensordecedores y lejanos.

Las tres, pensó la madre, completamente despierta, escuchando los golpes.

Se quedaron allí unos minutos, escuchando los golpes que daba a la puerta y sus súplicas.

Seguía escuchando los golpes, como una pulsación; a veces eran más fuertes y otras veces más suaves.

Yo desconecté, escuchando los golpes y ladridos del perro, intentando oír sonidos de las habitaciones que no llegaban.

Skullion estuvo escuchando los golpes durante unos minutos antes de que su instinto de portero le moviese a actuar.

Se quedó quieto, escuchando los golpes del corazón, el pausado brotar del sudor que se renovaba en la piel.

Aún les parece seguir escuchando los golpes contra metal en sus cabezas, y les lleva un buen rato olvidarlos del todo.

Se quedó mirando el techo, escuchando los golpes y el estruendo de los tambores mientras Christine roncaba dulcemente a su lado.

Max siguió escuchando los golpes como un eco, como cuando se termina una canción y la sigues escuchando en tu cabeza.

Nos quedamos tumbados, más tiesos que un palo, mirando el techo y escuchando los golpes y el estrépito que no auguraba nada bueno.

Y de repente se encontró en un lugar cálido y oscuro, flotando tranquilamente, escuchando los golpes apagados de una puerta en un viento espectral.

Me quedé escuchando los golpes sordos de las pelotas de tenis, en una cancha lejana, sin apartar los ojos de la cara de Marika.