1La respuesta a esa última pregunta era, en realidad, bastante simple: fe.
2Ningún sistema político puede arrebatarnos la fe y la esperanza en Venezuela.
3Es decir, hay buena fe en muchos casos, pero problemas objetivos claros.
4Sin embargo, las personas están perdiendo la fe en el orden liberal.
5Y la voluntad no es solo esfuerzo, sino fe y esfuerzo unidos.
6Solamente existe una consigna para esa lucha: la fe en este pueblo.
7De ningún modo podemos justificar nuestra fe o nuestra falta de fe.
8No obstante, las consecuencias de cada fe son igualmente rígidas e inexorables.
9En cambio su incompetencia respecto a las cuestiones de fe es total.
10Su fe en tal acuerdo era simple y maravillosa; y además absoluta.
11Ver otras posibilidades alimenta la esperanza y la fe en el futuro.
12Nuestra fe necesita el apoyo de los demás, especialmente en tiempos difíciles.
13Decir lo contrario es un acto de ignorancia y mala fe inaceptable.
14Esto constituye el fundamento de la fe proporcionado por el desarrollo histórico.
15El silencio de Romayne dio fe del efecto producido por esas palabras.
16No tenía fe en su país: la época de Francia había pasado.