Nuestra época ya no posee aquellas hermosas flores femeninas que adornaron los grandes siglos de la monarquía francesa.

Por eso puede decirse que toda España es misionera en sus dos grandes siglos, hasta con perjuicio del propio perfeccionamiento.

La Europa bárbara ya casi no sabía nada de lo que habían sabido los romanos de los grandes siglos de los Augustos.

Ya llega la última edad anunciada en los versos de la Sibila de Cumas; ya empieza de nuevo una serie de grandes siglos.