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Se enciende fuego y se hierve en cuatro calderos grandes habas secas con tocino.
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Otros esclavos encargados de los dromedarios, dieron a éstos su pienso de habas secas.
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Comían ordinariamente caldos de habas secas con cecina, borona y buenos tragos de chacolí.
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Dio al animal unos puñados de habas secas y agregó:
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Aquella vida nocturna empezaría a agitarse en las habas secas.
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Lentejas, garbanzos, habas secas, carne ahumada, pescado salado; galletas, harina... todo lo que necesitéis.
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Pero era generoso y siempre amable, ya estuviera vendiendo pimienta y canela o habas secas.
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Y les tocan ahora las habas secas, guijas secas, maíz, hojas de remolacha y borrajas.
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Apenas nos dan una escudilla de habas secas y un poco de agua podrida cada día.
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Aquella mañana había conseguido que un campesino me diera un puñado de habas secas y algarrobas.
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No muy lejos, una mujer pregonaba habas secas.
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Hace frío -lerecomendó su abuela saliendo de la despensa con un puñado de habas secas.
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Al rato apareció el cocinero con una cazuela de arenques en aceite y ajoblanco de habas secas.
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Ninguno de sus conocidos comía habas secas, él mismo no las comía desde hacía más de veinte años.
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Por el rastrojo de las habas secas crepitan las pisadas al encuentro de un sendero hacia el castillo.
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Aquí tuvo peor hospedaje: cenó un guisote de habas secas y albondiguillas, que la mujer del ventero aseguró
