Parecía un hombre desencantado de la vida dispuesto a admitir cualquier cosa.

Una pasión que luego se trocó en burla por parte del hombre desencantado.

Qué bien se ve que nunca ha sido un hombre desencantado.

Un hombre desencantado que creía que le estaba siendo negado aquello que merecía.

Me has casado con una chiquilla y has hecho de mí un hombre desencantado.

Espero no fallar, pero tal vez se ponga de manifiesto mi condición de hombre desencantado.

Soy un hombre desencantado, eso ya lo sabe usted.

Su jefe, un hombre desencantado de la vida, ve en él su propio retrato de juventud.

Probablemente, es un hombre desencantado.

Y él había sido un sastre lo suficientemente habilidoso como para confeccionar una ilusión a medida para aquel hombre desencantado.

Era difícil reconocer al muchacho risueño y animado que había sido West en el hombre desencantado que tenía al lado.

Ésta es una de las ventajas (o desventajas) de conocer a un hombre desencantado: oye usted la verdad.

Cuando no estaba ocupado su rostro adquiría los rasgos de un hombre mayor; era el rostro de un hombre desencantado.

Comprendió que Simón era un hombre desencantado si, a su edad, necesitaba decirle que ella le había dado pena durante años.

El bosque del Hombre Desencantado era grande para la ciudad de Tep.

Hizo otro gesto tras él y prendió el final del bosque del Hombre Desencantado.