Era un hombre taciturno, y todo cuanto me dijo al respecto fue:

Don Alfonso, por el contrario, era un hombre taciturno, serio y responsable.

Este hombre taciturno no llegó desde Holanda, sino que vino de Sudáfrica.

Era un hombre taciturno y un pintor muy laborioso, lleno de trabajos.

Por lo demás, era un hombre taciturno y le gustaba mezclar licores.

Al volante estaba sentado un hombre taciturno a quien Shablinski llamaba Grishanya.

El granjero, hombre taciturno, les llevó hasta su casa sin decir palabra.

Conocía a aquel hombre taciturno y serio, de mostacho y nariz prominentes.

De Broglie, un hombre taciturno y reflexivo, no era un estudiante cualquiera.

Ashley era su sirviente, un hombre taciturno, tan sombrío como su amo.

Detrás del Comandante estaba su fiel sargento, un hombre taciturno llamado Bull.

Luego lo hizo su hermano, el otro Casca, hombre taciturno y hosco.

Myeong-keun estaba en lo cierto: Insik era realmente un hombre taciturno.

El Secretario de Defensa era un hombre taciturno, dado a las frases telegráficas.

Pero sí lo suficiente para saber que era un hombre taciturno y hundido.

Por supuesto, el primero era el farero, un hombre taciturno, silencioso, discreto, reservado.