Y después, la potente pinza de sus rodillas me separó del lamedal.

Su casa continuaba convertida en un lamedal de objetos.

Supongo que un príncipe puede hacerse acompañar por su escudero en una excursión como ésta, especialmente si debe cruzar un lamedal.

De vuelta al lamedal de la vesania, se preguntó quién era entonces la mujer que había venido a verlo cubierta por la túnica bordada.

Para llegar allí, tenían que atravesar unas tierras de marisma, con muchos lamedales, conocidas como Fronteira.