Luego se estrelló contra su cabeza un martillodorado que hizo caer a la criatura de rodillas.
2
Estos hombres, que vestían túnicas con el símbolo del martillodorado, iban delante y detrás del sencillo y monástico carruaje.
3
Con la manga sacó brillo a la hoz y al martillodorado, dejó escapar un largo suspiro y salió al pasillo.
4
Martillosdorados golpeaban las pequeñas campanas que Juanelo ajustaba sin tregua.
5
Una hoz y un martillodorados se erguían sobre la puerta de salida.
6
Le lancé un MartilloDorado, no directo al corazón, pero sí a su hombro derecho.
7
Había conjurado con relativa facilidad el MartilloDorado.
8
El MartilloDorado tomó forma en mi mano.
9
Ahora volcaba mis esfuerzos para obrar mágicamente un MartilloDorado, algo estridente pero sin sustancia real, letal solo ante los ignorantes y los más desprevenidos.