1Naturalmente, el buen mercader Ninurta no comerciaría con los enemigos del príncipe.
2Ninurta consideró la diferencia, mientras mordía una torta rellena de carne picada.
3La otra parte es este cuchillo, Ninurta, a cambio de una promesa.
4Luego preguntó por Ninurta, con una mezcla de codicia, miedo y esperanza.
5Ninurta la acompañaba a veces; ella ni lo rechazaba ni lo pedía.
6Ninurta se sentía débil, pero las heridas estaban en vías de curación.
7Zaqarbal fue el primero en hablar una vez que Ninurta hubo acabado.
8Ninurta no era el único que visitaba Yalussu entrado ya el invierno.
9Algo un tanto indefinido, algo oscuro, movió a Ninurta a partir rápidamente.
10Las rodillas de Ninurta temblaron; a su espalda escuchó un múltiple susurro.
11Ninurta encargó a Lamashtu, Tsanghar y Adapa la vigilancia de los esclavos.
12Probablemente a Ninurta no se le ocurriría imponer algo a una mujer.
13Estaban allí reunidos todos los sacerdotes de Ninurta, con sus túnicas purpúreas.
14Ninurta la siguió, sin preocuparse de la fruta pisoteada ni del griterío.
15Lamashtu dedicó a Ninurta una mirada sarcástica antes de seguir a Kir'girim.
16Ninurta fue a la caja, levantó la tapa y miró el interior.