La voz de Hendrichts pareció enardecer al hombre y despertar en él viejos resentimientos.

Y el sonido de su voz imperiosa bien conocida al parecer enardeció a la multitud enfurecida.

Encontrar resistencia pareció enardecer a los asaltantes.

Su indignación pareció enardecer al coronel.

Los gritos son piedras que lanzan contra su fragilidad, su inmovilidad, circunstancia que parece enardecer al grupo de carroñeros.

Esto pareció enardecer a los demás y, mientras Barleycorn corría para reunirse con sus compañeros, los bandidos lo persiguieron.

El buen humor de los soldados y el calor parecían enardecer el aguijón de ira que le impedía dormir.

Cada herida parecía enardecer más al rey, mientras Grimwar, por su parte, se sentía cada vez más tranquilo y decidido.

Los rayos, al entrecruzarse taladraban la oscuridad, y desde arriba el estallido de las explosiones parecía enardecer a los monstruos-robot.

Y Enciso acababa por aceptar las objeciones de su subordinado, un interés novelesco parecía enardecer desde dos horas antes la existencia del diplomático-artista.

La primera estaba abierta hasta la rodilla, lo cual pareció enardecer sobremanera al esbirro, que la alzó y buscó a tientas su muslo.

Talmanes era incapaz de reproducir esa mezcla de locura e inspiración de Mat, pero su grito de ánimo pareció enardecer a los hombres.

Aquella visión pareció enardecer más al mercenario, que agarró de los dos brazos a Andrea e intentó darle un mordisco en el pecho.

Y el sonido pareció enardecer a Keyen, que buscó su boca y empezó a besarla con un ardor que casi asustó a Issi.