Escupe a Brady de sí como una pepita de sandía.

Se ha embadurnado de jabón y pasado entre los barrotes como una pepita de sandía.

Oye, ¿no se habrá tragado una pepita de sandía?

Se le había quedado pegada una pepita de sandía en la barbilla donde se estaba secando.

Como una pepita de sandía brotando de los labios de alguien, era, se sentía, escupida fuera.

Fuimos escupidos como una pepita de sandía.

En la piel de Eddie había una gota de sangre del tamaño de una pepita de sandía.

Una gota de sangre del tamaño de una pepita de sandía asomó en la piel de Eddie.

La pepita de sandía se le había secado en la barbilla; se le había quedado pegada para siempre.

Octavia se quedó tan sorprendida como si Amelia acabara de escupirle una pepita de sandía en las bragas.

Esta perla era además su salvación, pues podría comprarse misas por adelantado y saltar del Purgatorio como una pepita de sandía.

Su boca curtida hacía difícil saber si estaba enfadado con nosotros o estaba a punto de escupir una pepita de sandía.

El chico lo había escupido como si fuera una pepita de sandía, sin interrumpir ni un instante el vaivén de la fregona.

Para matar el rato, ella se dedicaba a comer pepitas de sandía tostadas.

Los hombres fumaban y las mujeres comían pepitas de sandía.

Se supone que voy a arbitrar el concurso de lanzamiento de pepitas de sandía.