El puño rosado y el más oscuro se unieron, se estrecharon.

El joven golpeó la mesa con un grueso puño rosado.

Elsa se había acurrucado de lado, aún dormida, su puño rosado en la boca.

Elevó su pequeño puño rosado hasta su boca y lo succionó con fuerza mientras entreabría los ojos y la miraba.

Mi cliente estaba sentado en la cama con la carta arrugada en un puño rosado y el sobre en la otra mano.

-Empiezaa enfurruñarse al tiempo que agita belicosamente los puños rosados-

Mientras le daba de mamar le abría los puños rosados para estudiar cada dedito perfecto, con respeto casi religioso.

Allí estaban las dos hermanas mellizas de Dag, que chillaban de terror y rabia, y batían el aire con sus diminutos puños rosados.

Lo vi caer y atravesar la luz con los puños rosados, como si hasta ese momento no se hubiera separado de su madre.