Tú, tan ecuánime, ¿cómo no te has contenido cuando más lo necesitabas?

Se pone furioso, pierde los estribos, él, por lo general, tan ecuánime.

El profesor, tan ecuánime de ordinario, también se encontraba un poco nervioso.

En relación a la administración, la recomendación no es tan ecuánime.

Quién sabe por qué, ella, siempre tan ecuánime, estaba como loca aquel día.

Pero comprendió que no sería justo seguir abusando del tiempo de hombre tan ecuánime.

Y tan ecuánime era que admitía que podía estar equivocado.

De todos modos, con Andi no había sido tan ecuánime.

Y jamás creí que Julio, tan ecuánime de ordinario, se desesperara de ese modo.

Nada se podía objetar contra un juicio tan ecuánime, pero los allí presentes protestaron vivamente.

Mantuve el tono de voz tan ecuánime como pude.

Me sorprendió en ella, siempre tan ecuánime y normal.

Sigmund Freud, que era tan ecuánime, casi lloraba al tener que subir a los aviones.

A Dan Hinton le convenía, por su propio bien, no ser tan ecuánime, tan imperturbable.

Puede uno ser tan variable o tan ecuánime, tan prudente o tan alocado como antes.

Si fuera tan ecuánime como debería serlo Saavedra, pasaría de inmediato el algodón a su partido.