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Se sentía tan feliz que no cabía en sí dentro de su tontillo.
2
Tampoco saqué el tontillo y la cotilla de los que había prescindido durante el viaje.
3
Por fortuna, ese día no llevaba tontillo ni corsé.
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Pese a su vestido con tontillo, acababa de arrodillarse.
5
Solo percibió que allí se hablaba de tontillo, y esto bastó para que dijese muy alegre:
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Los tensos aros del tontillo se abrieron y los velos que los cubrían cayeron al suelo.
7
Pues ¿no ves que es milagro del tontillo?
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Y aquí no hay excusas: debes ponerte tontillo y cotilla bajo el vestido, sí o sí.
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Enseguida le ajustó el tontillo; luego el corsé con haldetas, sobre el que se apoyó la basquiña.
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La doncella abrió la puerta y entró, cargada con el atavío del día: camisa, corsé, tontillo y enaguas.
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La basquiña, "provocación y moda indecente", sustituyó al tontillo, aquella púdica prenda que ocultaba los tobillos de las damas.
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Llevaba un vestido de reflejos plateados con tontillo, muy hermoso, ceñido en la cintura mediante una sencilla cinta de seda azul.
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Viste el español a la antigua, con chupa de mandil y casaca de tontillo, aunque lleva el pelo gris sin empolvar.
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La señora Loring, la bella señora Loring, vestía una polonesa de seda azul turquesa, con corpiño sobre tontillo con brocado de marfil.
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Yolande se incorporó y dejó caer el vestido con tontillo para reunirse con los criados de su séquito, provistos del orinal salvador.
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Su mirada era nostálgica, pero nunca atrevida y, no pocas veces, se le escurría torpemente el tontillo y se le quedaba colgando torcido.