Significats de txingo en espanyol

Los tres estábamos agotados, el tejo nos había presentado una dura batalla.

Así esperamos juntos, al abrigo del tejo, a que llegara la tormenta.

Cuando hay suficiente luz para ver el otro tejo, comienza la competición.

Aquí acuden los reyes Eóghanacht para prestar juramento junto al antiguo tejo.

De momento, mi sitio estaba bajo el tejo, presidiendo la acalorada reunión.

Sea astuto, aprenda de los errores, avance y luche por los resultados.

Llegó el momento de que cada cual luche con sus propios miedos.

Que la gente luche por lo correcto y lo verdaderamente humano, subrayó.

Allí puede que un caballero que luche con valor consiga un feudo.

Mientras Alemania no luche por sí misma, nadie lo hará por ella.

Y la cifra del premio fue subiendo ostensiblemente hasta hacerse bastante golosa.

En aquel tiempo, yo era muy golosa; ahora nada me sabe bien.

Aunque era muy golosa, cuidaba la línea, pues los michelines resultan vulgares.

Seguro que la golosa Georgette había puesto sus pies allí alguna vez.

No era una persona golosa, pero el azúcar me sentó muy bien.

No obstante, se toleraban la rayuela y las tabas, considerados juegos inocentes.

En la imagen, rayuela en homenaje a Julio Cortázar en Buenos Aires.

Nuestros pasatiempos preferidos eran el escondite inglés, la rayuela y la goma.

Esta línea que corre por los cuadrados es una rayuela de operador.

Jugábamos trompo, canicas o rayuela en la parte de atrás del salón.

Esta tángara es endémica a los bosques colombianos.

Es una tángara capucha roja.

Más de trescientas especies de aves se observaban todos los años en el parque, incluida la garza verde y la tángara escarlata.

Sin duda sus pájaros favoritos tenían que ser el mirlo de alas rojas o el tángara encarnado, y su escritor favorito, Stendhal.

El que más me gustaba, en parte porque lograba distinguirlo con claridad, era la tángara escarlata, que según Nelse era muy rara en aquella zona.

Este relato llano, referido a coxcojilla, estaba cargado de una honestidad fugaz.

Tenía aspecto no de jovencita, sino de chiquilla que todavía jugara a la coxcojilla o con muñecas.

Y que bastan también para distraer a los niños, al igual que la coxcojilla o el juego de la oca.