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El Alcaide sabía que el único goce real del viejo cabro estaba en infligir aquella grande humillación, aquel excelso vejamen.
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Comprendía que Mañozga estaba en las ultimas y pensaba que aquel palacio sería una gran tontería arquitectónica sin el viejo cabro.
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-Yalo ves, viejo cabro, tu comida está fría como nariz de perro.
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-Agárratebien, viejo cabro, y déjate de soñar, que ahora viene lo bueno.
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¿No será, viejo cabro, que estamos entendiéndonos con el Anticristo?
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-Pero ,viejocabro, vine no más por saber de tu salud, tú necesitas descansar...
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-¿ Yquiénle delegó al viejo cabro eso poder?
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-Mañozga ,viejocabro, ¿quieres explicarme lo que te acaece?
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-¡Eh ,viejocabro, el susto que me has dado!
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-Viejocabro -ledijo en un susurro-,me parece que nos llegó tocino a la olla.
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-Mañozga ,viejocabro, venimos por ti.
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-Note inquietes, viejo cabro.
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-Viejocabro -dijoel Alcaide-,no debieras andar por ahí derrochando energías en el estado en que te encuentras...
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-Pero ,porDios, viejo cabro...
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-¿Estás bien, viejo cabro?
