El mozo vio al ama de llaves y la saludó, un tanto apurado.

Entró corriendo y vio al ama sola, de pie.

Se despertó Antonia y vio al ama allí, quieta, como una estantigua, sentada en el tajuelo.

Fue entonces cuando vio al ama de la heredad, quien se acercaba caminado despacio por la ribera.

Cuando pudo volverse y apartar el cuerpo laxo del sacerdote, vio al ama, doña Agustina, que blandía un rodillo ensangrentado.

Bajó las escaleras de dos en dos y en el vestíbulo vio al ama, que entraba con un brazado de flores aún mojadas.

Vio al ama que estaba en un puesto de comida, un tenderete abierto, y la esperaba.

-Petervio al ama de llaves, Arma, que estaba en el fondo.

Covenant se alejó bruscamente, y un momento después vio al Ama Superior Elena que caminaba hacia él desde el lado contrario de la sala.