1La noche es tibia, duerme el barrio y es zafir
2Son tenues aros donde va prendido un carbunclo, un granate, una amatista, un zafir.
3Miro a sus espaldas el campo de yerba alegre y su término en el monte de zafir.
5Alcé los ojos al cielo y le encontré diáfano y sereno como un inmenso zafir que de la gloria ocultara Dios.
6Se despidió de mí advirtiéndome su esperanza de recoger al pie de un árbol invisible la copa de zafir de Teodolinda, una reina lombarda.
7Zafir seguía de pie en el mismo punto desde que habíamos llegado.
8Me apresuré por deshacerme de Zafir y Sorcha pero fue demasiado tarde.
9Pensé en las palabras de Aiden acerca de la muerte de Zafir.
10Zafir estaba entusiasmado por lo que la Bestia había encontrado en Tharsis.
11Un hombre llamado Zafir dirigía el proyecto de recuperación del cable caído.
12Nadie extrañaría tus ilusiones Zafir, eres el más débil y lo sabes.
13No había admiración en su voz, había recelo; Zafir era vanidoso.
14Zafir cruzó el umbral y se metió en la cámara ardiente del djinn.
15Solo Claude y Zafir obedecieron la orden de su príncipe, sin osar moverse.
16Pero fue Zafir el que contestó con su voz de tenor, casi melódica: