Estaba sumido en honda meditación, ¿comprende usted?, abismado en un problema técnico.

Bien, había vuelto a pasar; se había abismado en sus propios pensamientos.

No sabe usted hasta qué punto me he abismado en el mal.

Todas las cosas se habían abismado en el silencio, atemorizadas y estupefactas.

Cuando llegó Adèle, se lo encontró abismado en el tratado de química.

El padre Esperante, abismado en sus reflexiones, guardó silencio durante algunos momentos.

Cada uno de los terrarcas presentes parecía abismado en sus propias cavilaciones.

Aleksandr guardó silencio por un instante, abismado en ensoñaciones sobre la joven.

Después quedóse abismado, como quien busca el resorte de un difícil mecanismo.

Sin decir nada, sigue su caminar de abismado, de visionario sin meta.

Pero Vinicio continuó arrodillado junto a ella y abismado en una oración.

Así viví seis meses en Potsdam, abismado por completo en ese amor.

Don Diego guardó silencio y permaneció un rato abismado en sus cavilaciones.

Lo aprovechó sin tardanza, más abismado que nunca en sus dolorosas reflexiones.

Derrotado, abismado, perplejo, comenzó a hacer un balance de sus sospechosas cualidades.

Hablaron poco durante la cena, cada cual abismado en sus respectivas cavilaciones.