Brazaletes de cobre y hierbas trenzadas con cuentas adornaban su piel.

Una tela carmesí cubría su cuerpo desnudo y unos dibujos cabalísticos adornaban su piel.

Cogiéndolo de los brazos, bajo los gruesos brazaletes de cobre martillado que, a ambos lados, adornaban su piel desnuda, lo sacudió violentamente.

Se apartó los cabellos del lado izquierdo del cuello y dejó al descubierto las marcas de los colmillos que aún adornaban su piel.

Pero si a eso se le sumaban las rayas de un azul iridiscente que adornaban su piel blanca como el alabastro...

Con todo detalle recorrí el perfecto óvalo de su rostro, sus ojos de azul celeste, las leves pecas que adornaban su piel...