Parecía que no había ninguna ventana ni entrada a la altísima torre.

Él, a su lado, parecía una altísima torre oscura y ardiente de furia.

De Riteris, a la pálida luz de la luna, trepaba por una altísima torre.

En aquellos renovados abismos se habría perdido con toda facilidad una altísima torre de iglesia.

A la izquierda, una altísima torre de control.

Y en medio, a modo de pivote sobre el que todo giraba, una altísima torre negra.

Aquella altísima torre se alzaba orgullosa en el aire tenue del planeta, como si quisiera alcanzar el cielo.

Una altísima torre surgía del centro.

Sus pensamientos se desvanecieron cuando cruzaron por una monumental plaza, coronada en su centro por una altísima torre.

Entonces pudo advertir, por primera vez, lo pequeña que se sentía encerrada en aquella altísima torre de piedra.

A la sombra de su altísima torre del reloj había un parque frondoso rodeado por rechonchos bloques de apartamentos.

Y la visita de Edison, con Eiffel, el de la altísima torre de hierro, fue la nota culminante del brillante certamen.

En el centro del circo habían levantado una altísima torre de madera con cuatro patas reforzadas para sostenerla firmemente en el suelo.

Cierta mañana, sobre la altísima torre de la Giralda, el capitán Hojeda se hallaba junto a la reina Isabel tratando cuestiones marítimas.

Aclarado todo, me despedí y se adentraron en la colmena de la Ciudad Sanitaria, con su altísima torre en medio del llano.

Son cinco las veces que el almuecín canta el llamado a la oración desde su altísima torre esbelta, su minarete o alminar.