Todo el día se mantenía al sol, atesorando avaramente los tibios rayos.

La suerte, al fin, favoreció, aunque muy avaramente, a los náufragos.

Familias enteras se lo repartían allí mismo, guardándose avaramente cada uno su pedazo.

Sus manos quedaron suspendidas en el aire avaramente y luego volvieron a retirarse.

Hacía ya tiempo que eras parco en palabras, que avaramente te guardabas tus frases.

Un minúsculo pastelillo de huevo, pasta de conejo, sopas pobres, avaramente preparadas para él.

El silencio de mi madre, sin embargo, parecía preñado de un conocimiento avaramente conservado.

El cielo se abrió y dejó caer sobre la tierra el agua que atesoraba avaramente.

Eso él lo sabía, y administraba avaramente sus opiniones.

Tragó avaramente caballo y jinete; aquel mar cruel los absorbió átomo a átomo, aniquilándolos por completo.

A falta de profesión, pues vivía administrando avaramente una pequeña herencia, el sarcasmo era su vocación.

El amo sacó avaramente del saquito unos puñados de mijo y le mandó mondar tres patatas.

Era como si la inmensa vegetación que nos rodeaba se fuera apoderando avaramente de aquel olor.

En pocas palabras: aprovecharía plenamente, avaramente, tanto como me fuera posible, lo que me queda de vida.

Algunos divisionarios eran premiados con cortos permisos en Alemania, pero se trataba de un beneficio avaramente concedido.

Desde el principio de la ocupación, guardaba avaramente cuatro piezas de oro, precioso recurso en aquel instante.