1A los animales de la granja nunca les había dado vergüenza ayuntarse.
2Hoy, tras experiencias amargas y aleccionadoras, los dos conceptos han vuelto a ayuntarse.
3Ni por Dios ni por sus santos quiso el pícaro volver a ayuntarse con
4Si hasta las rameras tienen prohibido ayuntarse con nosotros.
5Cuentan las lenguas que una vez una diablesa quiso ayuntarse con él, con don Diego.
6Apure a esos albañiles, partida de cubas lúbricas que solo piensan en beber y en ayuntarse.
7Esta noche podían unirse como hombre y mujer, como marido y esposa estaban llamados a ayuntarse.
8Sometidos a aquel secuestro, no tendrían sino que volver por su virilidad y ayuntarse con las hembras.
9Un macho cabrío, conducido hábilmente por un sacerdote, se le abalanzó y comenzó a ayuntarse con ella.
10El tiempo de ayuntarse hombre y mujer
11Eso era follar, gozar, copular, aparearse... ayuntarse.
12Es más probable que las tendencias necrófilas le inspiraran poco deseo de ayuntarse sexualmente con una mujer viva.
13Esta misma tarde van a quemar frente a la catedral a un cristiano y una judía por ayuntarse.
14No era el hecho de ayuntarse con la esposa de otro hombre lo que era pecado; era dejarla encinta.
15Que no es propio del rebaño del Señor ayuntarse como las bestias del campo, fuera de los lazos del sagrado matrimonio.
16Estudió qué carnes le está permitido ingerir a un buen judío y cuándo le está permitido ayuntarse con su legítima esposa.