Así pues, hicieron venir al filósofo y el rey le mostró el balaje.
2
El rey le devolvió el dinero y le dio el balaje.
3
El gesto carecía de dignidad, y el balaje había sido comprado para causar impresión.
4
El balaje del pulgar derecho conjurará demonios de las profundidades.
5
A continuación, señor, está el hecho del balaje.
6
Él balaje que llevaba al cuello era inconfundible.
7
Con el consentimiento del rey, el joyero fue puesto en libertad y el filósofo dio al rey las piezas del balaje.
8
Por sobre el amarillo se sonroja delgadamente el horizonte y el cielo bajo se cubre de un rubor subido, del balaje al rubicela.
9
Bajo su sombrero de terciopelo negro, adornado con un balaje del tamaño del huevo de una gaviota, el semblante del duque era sombrío.
10
Aquel objeto tendría que ir sobre su sombrero y probablemente taparía el balaje por el que había pagado la renta de toda una ciudad.
11
También se mostraban allí las armas y guarniciones de su excelente persona, y también la jarretera, circundada de bellas perlas, balajes y zafiros.
12
Colgábale del sencillo tocado el cendal, graciosamente prendido, que le velaba el rostro; y resplandecía en sus sienes una diadema de zafiros y balajes.
13
En los montes de esta región se encuentran piedras preciosas finas y de gran belleza, que se llaman balajes por el nombre de la tierra.