1
Sobre el suelo encuentro el barógrafo, con dos de sus vidrios rotos.
2
La aguja del barógrafo señalaba tres mil ochocientos metros.
3
El barógrafo inscribe su marca inclinado hacia abajo.
4
Paso a paso, fracción a fracción, amenazadores, el mercurio y el barógrafo descendían con un aterrador paralelismo.
5
Las consultas del barógrafo y el anemómetro.
6
Una vez abajo, me dirijo inmediatamente al barógrafo: la aguja ha inscrito una línea ascendente, en escalones.
7
Examinó el barógrafo y el anemómetro.
8
Había una consola de operador y un aparato que producía un ruidoso tictac, como el de un barógrafo.
9
El barógrafo es un instrumento fascinante: el tiempo escribe gracias a él su autobiografía, como con una pluma estilográfica.
10
Eran ya más de las diez y cuarto, y la aguja del barógrafo señalaba los doce mil ochocientos pies.
11
El meteorólogo tenía su estación de registro, que constaba de un anemómetro, un barógrafo y un termógrafo, instalados en la popa.
12
La aguja de mi barógrafo indicaba los doce mil cuatrocientos metros cuando me di cuenta de que ya no podía subir más.
13
La onda de presión se registró en barógrafos de toda la Tierra, y saltó hacia delante y hacia atrás siete veces.
14
"La aguja de mi barógrafo marcaba cuarenta y un mil trescientos pies cuando me di cuenta de que ya no podía seguir subiendo.