1
Homero se llenó los carrillos de caldo aguado y se lo tragó.
2
En ella nos daban un poco de arroz, caldo aguado y viandas cocidas.
3
Era como el caldo aguado, no la sustancia que necesitaba la Perdición para nutrirse.
4
Siempre les dan lo mismo: un caldo aguado y agrio.
5
Hasta sus huesos y pieles se habían hervido para sumarlos a un caldo aguado.
6
Afortunadamente, en la cabaña aún les quedaban restos para hacer un caldo aguado por día.
7
No le apetecían ni el caldo aguado del cocinero ni el pan para hacer sopas.
8
Consistían generalmente en un caldo aguado, harina hirviendo y en ocasiones un pedazo de vianda.
9
Nosotros salíamos poco después que ellos con el estómago casi vacío tras recibir un caldo aguado.
10
La cena era estofado de carne en caldo aguado y rebanadas compactas de pan untadas con sebo.
11
Solo me has dado caldo aguado.
12
La sopa es espesa y está caliente, nada que ver con el caldo aguado al que estoy acostumbrada.
13
Después comió lo que le trajo la mujer, pese a tratarse de un simple caldo aguado con unas pocas patatas.
14
Intenté que bebiera conmigo de aquel caldo aguado que gloria divina parecía, a lo que se negó de forma rotunda.
15
Ese día tomaron un caldo aguado y el extraño se sentó por vez primera a la mesa para comer con ellas.
16
En los días fríos, a veces lleva una taza de caldo aguado al extraño joven que permanece apostado junto a las vías.
