Pero ese conocimiento queda neutralizado fácilmente mediante la técnica del doblepensar.
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No solo se convirtió en un maestro del doblepensar, sino también del doblesentir.
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Como hemos visto, la mística del Partido, y sobre todo la del Partido Interior, depende del doblepensar.
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Es un ejemplo de doblepensar casi orwelliano.
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Tener que doblepensar constantemente era una locura.
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Me veía obligado a creer en una conclusión que seguía considerando físicamente imposible: doblepensar, en el sentido orwelliano del término.
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Son ejercicios de doblepensar.
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Desde esta época de uniformidad, de este tiempo de soledad, la Edad del Gran Hermano, la época del doblepensar... ¡muchas felicidades!
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Doblepensar significa el poder, la facultad de sostener dos opiniones contradictorias simultáneamente, dos creencias contrarias albergadas a la vez en la mente.