1
De pronto, se ha convertido en la dueña absoluta de la empresa.
2
Goza de su libertad, en fin, es dueña absoluta de su alma.
3
Le dejaría bien claro que era la dueña absoluta de su destino.
4
La ley decía que, siendo viuda, era dueña absoluta de su vida.
5
Acordaos que, en mi ausencia, sois la dueña absoluta de este yate.
6
La hija de mi señor Cervantes y dueña absoluta de mis pensamientos.
7
Reina de medio orbe, solo era dueña absoluta de una caja mortuoria.
8
A partir de allí, Francia fue dueña absoluta de las acciones.
9
En Buenos Aires, como en todas partes, fui dueña absoluta de mis actos.
10
Su fortuna era muy considerable, y además era dueña absoluta de la misma.
11
Ella le escrutó el rostro, sintiéndose dueña absoluta de la situación.
12
Si es la dueña absoluta, su voluntad será también la única.
13
Te quitarás un peso de encima y serás la dueña absoluta.
14
De este modo, la justicia, procedente del mismo Dios, era dueña absoluta de Israel.
15
Durante mucho tiempo había sido la dueña absoluta sin que nadie discutiera sus decisiones.
16
Apenas dos siglos después, esa misma corona de Aragón sería dueña absoluta del Mediterráneo.
