1
Yo soy el becerro de oro y él es el pueblo elegido.
2
En cierto modo, todavía estamos jugando con el becerro de oro.
3
Porque creo, mujer, que has conseguido mayores dones que el becerro de oro.
4
Porque para ellos es otro ángulo de ataque contra el becerro de oro.
5
A nosotros nos pertenece, desde los tiempos de Arón, el becerro de oro.
6
En el escenario progresivamente más oscuro, resplandece el becerro de oro.
7
Déjenos usted adorar el becerro de oro; es la religión más extendida entre nosotros.
8
Pero no conviertas las estadísticas en el becerro de oro.
9
Escucha, y te explicaré el becerro de oro, a quien los iniciados llaman Moisés.
10
Sin educación, el becerro de oro no tiene verbo.
11
Volveremos a casa cargadas con el becerro de oro.
12
Al mirarlo Moisés, el becerro de oro se desvanece:
13
Como todos sus compatriotas, venera el becerro de oro.
14
Todavía sentían debilidad por el becerro de oro.
15
Con el becerro de oro de los Türkheimer.
16
Y como Moisés, David había roto las tablas de la ley contra el becerro de oro.