Había quien decía que era por la sombra de la galladura.

Y así, en cierto sentido, ocurre que la mayor parte de la gente padece una galladura notable.

La galladura en el huevo frito llegaba a repugnarte, y no cejabas hasta segregaría de la yema.

Mi mujer y yo le mirábamos asombrados: un gallo con ese fuelle, con esa galladura, no tiene parangón.

Y el verdugo, ahora van a verlo, ta-ta-ta-tá, disparándoles sin compasión, una tras otra, con su galladura del nueve largo.

Las calabazas estofadas estaban duras, y la excusa para obviar el postre fue que los huevos habían resultado con galladura.

-Lagalladura, Chon, la galladura -gritóÁngel Benuza en el éxtasis.

Las gallinas huevaban por gruesas huevos ya no con galladuras, sino saludables a cual más, mientras él huevoneaba.