Algunos de ellos gemían débilmente, lastimosamente, como si ya no esperasen ninguna respuesta.

Algunos aún estaban vivos, gemían débilmente y le tendieron una mano suplicante mientras pasaba.

Los suspensores gemían débilmente, dando la sensación de que el coche flotaba entre las nubes.

Había otros casacas rojas que yacían muertos o que aún gemían débilmente sobre la hierba seca.

Mientras tanto, Mao y sus hombres yacían en el suelo del pasillo, y algunos de ellos gemían débilmente al borde la inconsciencia.

Aquí y allá un hombre se movía ligeramente, algunos gritaban por el dolor que le provocaban sus terribles heridas, otros gemían débilmente.

Paul no podía soportar otra vez la vista de aquellas formas humanas que gemían débilmente y murmuraban moviéndose sin fuerzas entre los ruinosos habitáculos.

Lo peor eran los que aún seguían con vida y gemían débilmente o, sin ver, se arrastraban como caracoles, implorando agua con voz lastimera.