La prueba funciona mediante la identificación de azúcares sintéticos, conocidos como glucanos, en la sangre.
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De esta manera, el número de glucanos identificados mostrará no solo si hay cáncer presente, sino qué tan agresivo o avanzado es.
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El trabajo ahora en curso en el laboratorio de Ribbeck ha demostrado que los glucanos también pueden regular el comportamiento de otros microbios.
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Tras la exposición a los glucanos de mucina, las bacterias experimentaron grandes cambios de comportamiento que las hicieron menos dañinas para el huésped.