Una gruesa alfombra acolchaba cualquier ruido que pudiéramos hacer en nuestro avance.

Kitiara yació jadeante sobre la gruesa alfombra; luchó por contener la náusea.

Él bajó ambas rodillas hacia la gruesa alfombra en un solo movimiento.

El sonido de sus pasos murió en cuanto pisó la gruesa alfombra.

Por fin, mis pies tocan el suelo cubierto por una gruesa alfombra.

Callahan avanzó lentamente por el pasillo, cuya gruesa alfombra ahogaba sus pasos.

Había cuadros por las paredes y una gruesa alfombra amortiguaba sus pasos.

Atravesó el amplio dormitorio cubierto de gruesa alfombra y abrió la puerta.

Una gruesa alfombra roja engulló de repente el sonido de sus pasos.

Pude notar el tacto de la gruesa alfombra hundiéndose bajo mi peso.

Tanto el vestíbulo como la escalera estaban cubiertos con una gruesa alfombra.

Se detuvo y pinchó con su bastón la gruesa alfombra del hall.

Había una gruesa alfombra bajo sus pies, abultados almohadones en las sillas.

Sobre el suelo, una gruesa alfombra persa mostraba una extensa mancha oscura.

Una silla, una tosca mesa, un armario y una gruesa alfombra roja.

Las hojas muertas formaban una gruesa alfombra, agitadas por una persistente brisa.