Amé la grandilocuencia, pues sabía que los profetas hablabanentropos a los pueblos y los poetas y las pitonisas en enigmas a las edades.
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Comprendían aquellos príncipes imaginativos que hablabanentropos pomposos, que la vida tiene hechizos que hay que aprovechar antes de que sobrevenga la fatal desaparición.