Bettina nos cuenta la escena, a la cual no asistió, pero que Beethoven fue a referirle al salir, aún hervoroso.
2
De ella pasaron a las calderas, pero no entraron en esa especie de sótano hervoroso, que se limitaron a vislumbrar desde el exterior.
3
La llevó a rastras al cobijo de la hervorosa cocina.
4
La mente vagaba por la oscuridad con fantasías hervorosas, no obligatoriamente desagradables, pero siempre desazonadas.
5
Ella, riéndose, con los labios entreabiertos, se quedó contemplando la hervorosa grieta de la termitera.
6
¡La sangre toda de tu esposo no bastará a apagar la hervorosa pasión de mi alma!
7
La ebria yacía toda encogida en su lecho, con la respiración hervorosa y estremeciéndose a cada instante como si estuviera sometida a sacudimientos eléctricos.