Hueles tan bien... la necesidad de marcarte se impuso sobre todo lo demás.

Hueles tan rico, gruñó, besando la suave inclinación de su cuello.

Hueles tan mal que espantarías a un gato.

Hueles tan mal como la bestia que montas -espetóa Richard, arrebatándole la pastilla de jabón-

Hueles tan bien cuando lo llevas... -Mebesa-

Hueles tan mal que apenas puedo respirar.

Hueles tan bien como Thea, tía Nat.

Hueles tan bien... y tan jodidamente sexy.

Hueles tan bien que te comería.

Hueles tan mal que das asco.

Hueles tan bien como un perro.

Hueles tan bien como siempre.

Hueles tan bien como recordaba.

Hueles tan bien para mí -lajoven le lamió el pezón y tironeó de él con dulzura y a la vez con intensidad.