La ideacontroladora consta de dos elementos: el valor y la causa.
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La ideacontroladora de una historia ya terminada debe poder expresarse en una única frase.
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La frase que compongamos con las respuestas a estas dos preguntas se convertirá en nuestra ideacontroladora.
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Ya tenemos a mano la ideacontroladora.
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Se puede utilizar una trama secundaria para contradecir la ideacontroladora de la trama central y enriquecer así la película con ironía.
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En el momento en que se alcanza el clímax, una de esas dos voces gana la batalla y se convierte en la ideacontroladora.
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Debemos crear un puente narrativo desde el principio hasta el final, una progresión de acontecimientos que se extienda desde la premisa hasta la ideacontroladora.
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Se pueden utilizar las tramas secundarias para subrayar la ideacontroladora de la trama central y enriquecer la película con variaciones sobre el mismo tema.
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¿Cómo encontramos la ideacontroladora de nuestra historia?