Le seguían el príncipe Gerard Montaigne, el más joven de los infeliceshermanos Montaigne.
2
Los infeliceshermanos hallábanse sumidos en la desesperación.
3
-¡Abreuna editorial, con uno de sus infeliceshermanos, en Nueva York!
4
¡Ay de mis infeliceshermanos!
5
¿Podría alguna vez un mexicano, olvidarse de la derramada sangre de sus infeliceshermanos?, ¿podrá pensar sin horror en Texas, Nuevo México, Chihuahua, Sonora, California?