Incluso si lograba que Bala-Tik siguiera hablando, los kanjis eran oyentes notoriamente malos.
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Ya pensaremos cómo sacarlos después de neutralizar a los guavianos y a los kanjis.
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Pensé en cómo veía yo grafismos como los kanjis japoneses.
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Todos los kanjis, los mapas, los letreros y hasta las caras de los japoneses eran exactamente iguales.
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Miyamoto me había instruido en el arte de la caligrafía, pero nunca antes había visto kanjis semejantes.
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Las risas se fueron apagando al tiempo que los kanjis y los guavianos contemplaban con incertidumbre la iluminación intermitente.
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Estaban tristes, pero no lo mostraban, porque los rostros de las divinidades son kanjis que no se dejan descifrar.
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Estos kanjis, ahora sé leerlos.
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Los mecanismos logográficos de lectura, como los kanjis del idioma japonés, hacen difícil escribir o leer otra palabra sin conocer su símbolo.
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Todo el templo era de cristal, y el agua corría entre los paneles con kanjis que explicaban la antigua filosofía del guerrero.
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De hecho, las mujeres tenían prohibido el aprendizaje de kanjis, los ideogramas chinos en cuyo manejo se basaba el buen desempeño social masculino.
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Era uno de los diez principios fundamentales del budo y estaba formado por dos kanjis: sho, que significaba principiante, y shin, que representaba el corazón.
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Toda la superficie del calamar estaba inundada de luz, píxeles subcutáneos que producían imágenes distorsionadas de vídeo, kanjis estilizados, ojos grandes de personajes de anime.
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Es en ellos donde empieza a distinguir los primeros kanjis (la madre nunca comparte su lengua) y a adentrarse en el mundo onírico del Japón.
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Este tenía una cubierta de brillantes colores con kanji japonés bajo palabras en inglés.
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En un rincón, una barra titilaba en inglés, en castellano y en kanji: HABLE.