Al principio pensé que era otro ataque, pero enseguida el autobús empezó a hacer eses sobre la llantadesinflada y el conductor gritó: ¡pinchazo!
4
Mi bicicleta tenía una llantadesinflada, pero como tenía necesidad de moverme para combatir los calambres nerviosos que sentía, no tenía inconveniente en ir caminando.