La phoenixcanariensis llegó a su sitio actual desde las islas Canarias hace más de ochenta años.
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Las magníficas Phoenixcanariensis dan la bienvenida y acompañan la edificación.
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El deseado líquido ocupó las depresiones del terreno, iluminando las zonas umbrías, y recreando en la tersa superficie la gloria de las Phoenixcanariensis centenarias.