En particular, que ejerce el derecho abusando de trucos y artimañas.
1
Pero es un señor demasiado importante para el picapleitos que soy yo.
2
Ya sabe usted, en este país hay cientos de miles de picapleitos.
3
Sin duda me descubrió e informó al picapleitos de Schmidt & Schindler.
4
Ya he encontrado una forma, gracias a un picapleitos asimilado, pata mío.
5
Un picapleitos de altos vuelos y citaciones a primera hora del día.
1
Esto no es un prurito leguleyo sino una medida esencial de protección.
2
Se agarra a mis palabras como un leguleyo y tuerce su sentido.
3
Aquel taimado leguleyo era un lerdo en el manejo de las armas.
4
Le decían el leguleyo porque era un fanático de las citas jurídicas.
5
Cada pavo que caía en mis manos iba a parar al leguleyo.
1
De lo que se trata es de que un tinterillo haga escándalo.
2
Si mi tinterillo me lo celebra en su plenitud universal, ¿qué sabré?
3
Doroteo o Manolo pondrán sobre el velador el tinterillo y la pluma.
4
Melba Cortez mimaba al tinterillo con palabras melosas y trajes escotados.
5
En papel sellado, tinterillo y diligencias, la comunidad gastó más de mil soles.
1
El rábula da un chupetazo a la bombilla y suelta una risita.
2
El cachorro de rábula, colérico, demandó a su pariente por los honorarios.
3
El rábula oscureció, borronó la verdad y sobre el borrón creó teoría, hipótesis.
4
Pero ¡figúrese usted lo que diría el rábula si lo hiciera!
5
Alfredito era abogado sin titular, rábula, y había perdido un brazo en la guerra.
6
Terció, pretendiendo lustrar con su terminología de rábula la tosca argumentación de sus convecinos.
7
Bruscamente, doña Flor se levantó, arrancando violentamente su mano de entre las del rábula.
8
Y el rábula va a Buenos Aires, indaga y vuelve.
9
Al cabo, de las negras intenciones del rábula Echevarría salieron cosas claras y muy claras.
10
El rábula solo necesitó un poder del heredero para resolver el asunto con inusitada rapidez.
11
Así fue como sucedió que entre el rábula y el Tribunal Superior mataron la verdad.
12
El rábula porteño observa torvamente al inventor del pararrayos.
13
Pero el otro no apeaba: "¡Elegir un rábula sin prestigio!
14
Prieto debió defenderse y buscó también un rábula.
15
Iracundo, rompió él entonces la cédula, en las narices del rábula, y partió a la capital.
16
Bueno, dice el rábula, el homenaje de las damas paraguayas a Ana Díaz tuvo un final inesperado.