El inmenso clamor retumbaba sin cesar, dominando el grito ronco del torturado:

Bajo los tablones del suelo, la lavadora retumbaba sin cesar, como siempre.

La cabeza le retumbaba sin piedad, en especial por el lado izquierdo.

La dejé con esta frase, que retumbaba sin fin en mi cerebro.

Y una pregunta retumbaba sin cesar en su cabeza: ¿por qué?

Algo en su cabeza retumbaba sin cesar una y otra vez.

El tráfico retumbaba sin cesar por la calle Xizhuang.

Tras ellos, el claxon del todoterreno retumbaba sin cesar.

El estrépito del cabrestante le retumbaba sin cesar en la cabeza, pero ya estaba acostumbrado.

Mientras tanto, en la bodega retumbaba sin cesar:

Entre los muros y las altas torres de Saint-Pool retumbaba sin cesar el eco de los truenos.

Esa pregunta retumbaba sin cesar en el interior de la cabeza de Lanza y no lo dejaba tranquilo.

El trueno retumbaba sin cesar.

El cañón retumbaba sin parar.

Animados por la presencia del gobernador, cuya voz retumbaba sin que lograse apagarla el estampido del cañón, oponían una resistencia admirable.

Una de las frases retumbaba sin cesar en mi cerebro: la vida es mejor cuando se vive al borde de la locura.