El resultado es un ser abúlico, siempre con excepciones, que permiten albergar cierta esperanza.

Ni el joven Iker es ya, por otro lado, ese ser abúlico y esquivo.

De ser el más activo y nervioso, el más ocurrente y desafiante, pasó a ser abúlico y triste.

Ambos defectos hicieron que, con el transcurrir del tiempo, se convirtiera en un ser abúlico, apático, carente de decisión y bastante apocado.

Los orgotas no parecían gente antipática, pero eran abúlicos, incoloros, tranquilos, sumisos.

Sus dos maridos eran abúlicos y descuidados, hombres de una capacidad de juicio lamentable.

Pero se trata de una doctrina para seres abúlicos, y yo no la apruebo.

Mi novio intervino para advertir un poco agresivo: "Aquí la señora es abúlica".

Por el contrario, él era abúlico, no tenía ambiciones y todo lo dejaba al azar.

Su mirada era abúlica y nada decía su expresión.

Le vi con frecuencia por aquellos días; era un torero científico, pero no fuerte, y era abúlico.

Incluso sus conatos de agresividad eran abúlicos.

El pueblo quiere ganar, pero es abúlico.

Yo, en cierto modo, soy abúlica.

Si él era abúlico, ella decidirá.

Era abúlico, poeta, devoto y mujeriego.