Se podía sonreír con indulgencia ante un capricho infantil y placentero.

Mis otras actividades le hacen sonreír con indulgencia.

Pierro se puso a sonreír con indulgencia, como si fuésemos jóvenes, graciosos, pero un poco cortos de entendederas.

Al saber ahora lo poco que importaban ciertas cosas, uno podía sonreír con indulgencia ante las crisis que surgían.

Cuando Katherina se quejó a un oficial soviético, este se limitó a sonreír con indulgencia, al tiempo que decía:

Sonrió con indulgencia ante sus grititos de deleite ante las nuevas muñecas.

Jamie se echó a reír y el señor Lewis sonrió con indulgencia.

Meren sonrió con indulgencia y lo ayudó a tenderse sobre el colchón.

A Gerald no le pasó por alto y le sonrió con indulgencia.

Un hombre alto, musculoso y realmente atractivo estaba ahí sonriendo con indulgencia.

Le pedí que nos contara más recuerdos y me sonrió con indulgencia.

Me sonrió con indulgencia, como perdonando mi gran ignorancia, y afirmó vehemente:

Pero mi anfitrión solo sonrió con indulgencia cuando le mencioné a Poduxto.

Marta sonrió con indulgencia, y apretó edredón y sábana bajo el colchón.

Pharaoh la pilla mirando hacia la puerta y le sonría con indulgencia.

El dictador sonrió con indulgencia y asintió moviendo la bien peinada cabeza.