Skar estaban tan rendido que no analizó el sentido de esa observación.

No recordaba la última vez en que se había sentido tan rendido.

Nunca te he visto tan rendido, ni siquiera en las peores situaciones.

Que lo hiciera como si estuviera tan rendido que fuera a morirme.

Rumata estaba tan rendido que ni siquiera pudo ayudarla mientras lo desnudaba.

Había llegado tan rendido que no se había molestado en cambiarse.

Me extrañó, pero estaba tan rendido que no hice comentario alguno.

Pero tan rendido que ya no deseaba sino sentarse y cerrar los ojos.

Ya estaba tan rendido que casi no me enteraba de nada.

También yo estaba tan rendido que apenas me sostenía en pie.

Pero estaba tan rendido, que me eché en el suelo y me dormí.

Al día siguiente se hallaba tan rendido, que decidió quedarse en la cama.

Estaba tan rendido que, una vez entre las mantas, ni siquiera podía dormir.

Skar estaba tan rendido que a duras penas podía avanzar.

Estoy tan rendido, que apenas si las piernas me sostienen.

Y Assur, tan rendido como ella, le contó la verdad.