La tal señora tenía ínfulas de grandeza, y era cargante y cursi.

El que había sido emperador aún tenía ínfulas como si siguiera siéndolo.

Cualquiera podía hacerse oír por él; no tenía ínfulas de grandeza.

Canning tenía ínfulas relativamente contenidas, quizá en consonancia con la modestia de sus cargos públicos.

Aguilar rodeó el bufete y se retrepó en su silla, que tenía ínfulas de trono.

Aquel estúpido bastardo tenía ínfulas cardenalicias, pensó, pero debía ser prudente para no levantar sospechas.

Maurits tenía ínfulas de pintor, ¿no lo sabía?

Sabía que era famoso, pero no tenía ínfulas.

Le había llegado el rumor de que Raúl Reynoso le robaba drogas y tenía ínfulas de independizarse.

Sin ir más lejos, papá tenía ínfulas de recitador y, para nuestra alarma, veleidades de poeta incomprendido.

Además, tenía ínfulas de gran señora.

Le dije que no tenía ínfulas de protagonismo; sencillamente estaba harto de que los norteamericanos se aprovecharan de nosotros.

Se sentó al borde de la ducha en el murito estrecho que tenía ínfulas de bañera, pero que no lo era.

Tenía ínfulas de filósofo casero, de observador de la vida humana.

Tenía ínfulas de grandeza y una verborrea inaguantable que soportó a duras penas durante el viaje.

Tenía ínfulas de sabio y erudito.