Una nueva palabra se ha apoderado de la actualidad municipal barcelonesa: la turismofobia.
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Otra tendencia que se ha presentado este año es la 'turismofobia'.
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Afecta a la convivencia ciudadana, hay un creciente rechazo social y una cierta turismofobia.
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Pero no hay un movimiento de turismofobia generalizado.
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Además, ha pedido medidas para acabar con la turismofobia y la elaboración de una estrategia turístico comercial.
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También crece el turismo, a pesar de la turismofobia y aunque no termine de crear empleo decente.
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En el caso de destinos emblemáticos, ha comenzado a aparecer una reacción conocida como "turismofobia".
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Algo que parecen ignorar los eslóganes simplificadores (o sus caricaturas mediáticas) de la llamada turismofobia.
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Hasta no hace mucho tiempo, se hablaba de turismofobia, el rechazo social al turismo, para definirla en pocas palabras.
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Según Casals, esto provocó un movimiento de turismofobia en Barcelona, por los perjuicios que generó para la población en general.
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El sustantivo turismofobia es una voz bien formada en español que puede usarse sin necesidad de emplear comillas ni cursiva.
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A pesar del tono amable de la campaña, el profesor de la UA observa una turismofobia latente en la ciudadanía española.
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Sin embargo, hay una delgada línea con reclamaciones vecinales más reaccionarias y que caen rápidamente en ciertas formas de xenofobia, de turismofobia.
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Además, ha remarcado que algunos partidos "están alentando que haya estas manifestaciones antiturísticas y promocionan la turismofobia desde hace años".
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También han reclamado a la administración "que actúe de manera muy contundente contra este posible acto vandálico vinculado con la turismofobia".
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Sin embargo, la turismofobia ha pretendido asomar en el territorio: las dos capitales amanecieron con pintadas en contra de los foráneos en los últimos días.