Dios nórdico de la guerra y la ley.
1Toma como ejemplo a Tyz y no a vencidos como ese Vulcano.
2Los grandes guerreros combatían entonces bajo las miradas de Tyz y Guodan.
3A Tyz nadie le vio morir, y Cristo lo es solo porque murió.
4Y he aprendido que Tyz no es el único dios tullido.
5Pero yo también quiero ser de la estirpe de Tyz.
6Tyz está vivo, y lo estará hasta que llegue la fecha de la última batalla.
7En tus solas manos queda la estirpe de Tyz.
8Su propio honor condujo a Tyz a ese estado.
9Tienes a Tyz y a Guodan de tu parte.
10Que Guodan te mire, Wilya, que Tyz te recoja.
11Encolerizado, cerró el lobo sus fauces y la mano de Tyz quedó dentro para siempre.
12Lo único importante es que Tyz te preste su fuerza y tú se la aceptes sin vanidad.
13Pero eso te lo contaré otro día, como te hablaré, si quieres, de la espada de Tyz.
14Se aproximó a ella, la espada de Tyz bien sujeta en su mano, hasta escuchar la eterna pregunta.
15Háblame de la espada de Tyz.
16Porque, ¿sabes, Wilya?, Tyz es manco.